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Obturador electrónico y obturador mecánico: ¿cuál elegir?

obturador mecánico

¿Obturador electrónico u obturador mecánico? ¡He ahí la cuestión! Si estás empezando en el mundo de la fotografía y todavía te surgen dilemas como estos, ¡el blog de Emilio Simón es tu sitio!

Hay quien prefiere optar por el obturador electrónico, y quien defiende el obturador mecánico. Pero, ¿en qué se diferencian? ¿Cuál es el mejor? ¿Cuál debo elegir? ¡En este post resolveremos todas esas dudas!

Eso sí, antes de conocer cuáles son las diferencias entre ambos, te hacemos una importante recomendación: intenta controlar los dos para sacarle el máximo partido a cada uno. ¡No te arrepentirás!

Tanto el obturador electrónico como el obturador mecánico sirven para fotografías y condiciones ambientales muy concretas. Por ello, es interesante manejar ambos y usar en cada momento el que sea idóneo.

De todas formas, si todavía necesitas tiempo para controlar bien los dos, ¡siempre puedes ir poco a poco! Vamos a contarte en este post para qué sirve cada uno, y tú decidirás en base a tu trabajo cuál te conviene controlar primero.

¿Qué es un obturador?

Tal vez hayamos ido demasiado rápido, y ni siquiera tienes claro qué es y para qué sirve un obturador. ¡Así que mejor empezar por el principio!

Como ya hemos mencionado en otras entradas, el obturador es un mecanismo que nos permite controlar durante cuánto tiempo entrará luz en el sensor de nuestra cámara a la hora de hacer una fotografía.

En otras palabras: el obturador permite al fotógrafo decidir el tiempo de exposición de una fotografía. Dependiendo del tiempo de exposición, se conseguirán resultados muy diferentes, como captar el movimiento o congelarlo, por ejemplo.

Obturador mecánico

El obturador mecánico es el “clásico”, el primer mecanismo de obturación que tuvieron las cámaras, y que aún pervive.

Está formado por un conjunto de láminas que se mueven arriba y abajo por el sensor y, en función del tiempo de exposición, dejan aberturas más o menos grandes. Es un mecanismo casi arcaico, pero que no ha conseguido ser desplazado por la electrónica.

¿Por qué? Pues porque siguen siendo más precisos que los obturadores electrónicos. Los obturadores mecánicos alcanzan altas velocidades de obturación (¡hasta 1/8000!), pero son muy caros de fabricar.

En realidad, el obturador mecánico casi no tiene defectos. Es cierto que, mientras está en funcionamiento, puede hacer vibrar levemente la cámara. Esto podría notarse en la fotografía, pero no es lo común.

Son perfectos cuando queremos fotografiar a altas velocidades de obturación o cuando estamos trabajando con luz artificial. Y ahora comprenderás por qué.

Obturador electrónico

El obturador electrónico no es más que una tecnología que permite que una cámara cuyo sensor está recibiendo luz constantemente pueda registrar esta información sin la mediación de otros componentes.

Es decir: en el momento en el que el fotógrafo dispara, el sensor de la cámara comienza una lectura de la luz durante el tiempo de exposición establecido. Existen, hasta la fecha, dos tipos de obturadores electrónicos: global y no global.

Los obturadores electrónicos tienen grandes ventajas: por ejemplo, permiten altas velocidades de obturación, llegando algunos modelos a alcanzar el 1/32000. Esto les permite obtener gran cantidad de fotografías por segundo.

Además, el disparo de un obturador electrónico, al contrario que el de un obturador mecánico, es completamente silencioso. No obstante, y como comentábamos antes, con la luz artificial y las altas velocidades aparecen los problemas.

Principalmente, nos encontramos con dos problemas. El primero de ellos es que, al disparar en escenas con luz artificial, aparecen unas bandas en la fotografía, que delatan la frecuencia de las bombillas con las que iluminas la estancia.

El segundo problema es conocido como rolling shutter: al fotografiar con obturador electrónico a grandes tiempos de obturación, si el objeto a fotografiar está en rápido movimiento, es casi seguro que aparecerá distorsionado o deformado. ¡Y no siempre querrás ese efecto!

 

Y tú, ¿te ves capaz de manejar ambos? ¿Cuál de los dos prefieres actualmente? Si te hemos asustado y prefieres confiar en un profesional, ¡siempre puedes acudir a Emilio Simón!